El medidor de campos electromagnéticos, comúnmente conocido como medidor EMF, es un dispositivo portátil diseñado para detectar y cuantificar la presencia de campos electromagnéticos en el entorno. De apariencia compacta y generalmente rectangular, suele estar equipado con una pantalla digital o una serie de luces LED que indican los niveles de radiación electromagnética en una escala de baja a alta intensidad. Su diseño es sobrio y funcional: carcasa de plástico resistente, botones de encendido y cambio de sensibilidad, y en algunos modelos, una alarma sonora o vibratoria que se activa ante lecturas elevadas.


Desde un punto de vista técnico, estos dispositivos son utilizados en una variedad de campos profesionales como la ingeniería eléctrica, la medicina ocupacional y la investigación ambiental. Sirven para identificar fuentes de emisión electromagnética, como líneas de alta tensión, electrodomésticos, routers WiFi, transformadores y otros dispositivos electrónicos. Detectan principalmente dos tipos de campos: los de baja frecuencia (como los producidos por corrientes eléctricas) y los de alta frecuencia (asociados a emisiones de radiofrecuencia).
Funcionan mediante sensores internos que captan las variaciones en el campo electromagnético, expresando los resultados en unidades como microteslas (µT) o miligauss (mG), dependiendo del modelo. Los más avanzados permiten la discriminación de frecuencias, registro de datos y análisis en tiempo real mediante conexión a ordenadores o aplicaciones móviles.
Sin embargo, más allá del uso técnico, el medidor EMF ha ganado una sorprendente popularidad en el ámbito de las investigaciones paranormales, donde es considerado una herramienta clave para detectar manifestaciones invisibles. Los investigadores del fenómeno paranormal creen que ciertos tipos de entidades —comúnmente referidas como «espíritus» o «energías»— pueden alterar los campos electromagnéticos en su entorno. Un repentino aumento de EMF en un lugar sin explicación técnica evidente es interpretado como un posible indicio de actividad espiritual.
Durante exploraciones en casas abandonadas, hospitales cerrados, cementerios o lugares con historia de fenómenos inexplicables, los investigadores portan medidores EMF como parte esencial de su equipo. Un cambio abrupto en las lecturas, especialmente en ausencia de aparatos eléctricos cercanos, suele provocar silencio tenso y atención máxima: para muchos, es una señal de que «algo» está presente.
Algunos modelos diseñados específicamente para la investigación paranormal incluyen iluminación ambiental, colores codificados para facilitar la interpretación visual rápida, y compatibilidad con otros dispositivos como cámaras infrarrojas y grabadoras de audio para registrar psicofonías (EVP).
Ya sea en manos de un técnico que rastrea fugas de radiación en una oficina, o de un investigador que explora lo inexplicable en la penumbra de un edificio antiguo, el medidor EMF es una herramienta versátil que ha cruzado el umbral entre la ciencia y el misterio. En el mundo profesional, detecta energía invisible. En el mundo paranormal, intenta descifrar lo invisible que nos observa desde la oscuridad.

